Historia

Punín, herencia Puruhá


Época Colonial

No hay mejor forma de presentar a la parroquia de Punín que contándole al mundo la historia en que la cual se va forjando su fundación, a base de hechos que colman de nobleza a quienes son oriundos de este rincón patrio. Con el orgullo que les otorga el pertenecer a la raza Puruhá, ya que sus raíces nacen en la etapa anterior a la colonización española. Época en la que predominaba la raza de grandes caciques y guerreros, en esta tierra hizo su residencia doña María Atahualpa, nieta del último emperador que gobernó el Reino del Tahuantinsuyo.

Durante la etapa de la conquista española el 15 de agosto de 1534 Almagro fundó Santiago de Quito, en los alrededores de la laguna de Colta, (antiguo Riobamba), y con esta primera muestra de independencia, al cabo de poco tiempo se funda también lo que en la actualidad conocemos como parroquia de Punín, con el nombre de San Juan Bautista de Punín, bajo el dominio del Cacique Juan Mane, apellido que se conserva hasta la actualidad pero que ha sufrido una variación y se ha castellanizado como Manya. La economía principalmente se basaba en el trabajo forzado de los indígenas, quienes recibían maltrato por parte de los encomenderos quienes a su vez obedecían y hacían obedecer las órdenes que dictaminan los caciques.

Época de la República

Luego de finalizada la época Colonial, el 20 de abril de 1822 el Mariscal Antonio José de Sucre junto a sus tropas que se movilizan rumbo a Riobamba, acampan en los alrededores del poblado sin descuidar la seguridad, mientras que el General recupera sus energías y alista su estrategia en una casa solariega y típica de la época ubicada junto al templo parroquial. Ese así que en horas de la madrugada del 21 de abril, Sucre y sus valientes combatientes, abandonan Punín llevando entre sus filas a pobladores del lugar como Juan Antonio Tapia y Sebastián Viñán, quienes les sirven como guías en el camino a una de las batallas que será parte de las muchas libradas en pos de conseguir la libertad del Ecuador, batalla que se desarrolló en la llanura de Tapi.

Luego de una serie batallas que culminan con la librada en las faldas del Pichincha el 24 de mayo, en donde se consigue de manera definitiva la libertad del Ecuador, y empieza una nueva era una vez concluida la Colonia, Punín también sufre la transformación y desorganización política que se produce al inicio de esta nueva etapa como república independiente, teniendo como resultado un levantamiento indígena de gran intensidad, quienes demostraron la bravura de la sangre Puruhá que llevan en las venas, quienes cansados el abuso recibido, perdieron el control. El sacerdote Deán Juan Félix Proaño al respecto narra: “por causa de los abusos que se cometieron en la recaudación de diezmos, se sublevaron en el mes de Diciembre de 1871; los indios principalmente de Yaruquíes, Punín y Cajabamba quienes cometieron innumerables excesos”...

Pacífico Daquilema nombrado Rey de Cacha, increpó en Punín a los más representativos indígenas, comunicándoles que les impusieron un nuevo monarca, y que la guerra contra los aquellos que los maltrataban (los blancos) había iniciado. Cerca de ahí, el párroco Nicanor Corral quien escuchó lo que estaba pasando montó su caballo y se dirigió al lugar para intentar calmar los ánimos de aquellos indigenas sublevados, y con esperanza en el respeto y el cariño que había recibido de los comuneros por su infranqueable labor para su beneficio, intentó contener la arremetida indígena, pero se encontró con tal agresión que así termina con su vida.

Según los historiadores, un numero superior a cinco mil indigenas formaban parte de esta lucha para que se termine el maltrato, el abuso y la explotación a la que eran sometidos y como muestra de ello tomar como suyo el poblado donde se desarrollaba la disputa, Punín. En medio de esta turba, destaca una mujer, Manuela León quien haciendo gala de bravura y coraje cargando en sus manos únicamente una garrocha, se puso a la cabeza de los protestantes, arengándoles a continuar el avance hacia el centro del pueblo a pesar de la balacera con que los recibieron los militares bajo ordenes del Teniente Político Miguel Vallejo encargado de controlar a toda forma la amenazante estampida indígena, al tiempo que en Riobamba, se solicitaba Gobernador Larrea, con urgencia envíe un contingente de soldados para reforzar a las tropas que se encontraban en Punín lidiando con los iracundos indios.

El capitán al mando de los milicianos, empuño su sable y seguido de sus súbditos arremeten contra los indígenas, sería así como Manuela León al enfrentarse con el capitán, antorcha contra sable y después de aproximadamente un minuto en el que destacaba el sonido despedía el chocar de tan disparejas armas, uno de los golpes descargados por la valerosa indígena motivada por las ansias que el saberse libre otorga, no encontró en el sable oponente alguno, y propinó al Capitán un garrotazo con tal fuerza, que el militar cayó a tierra, instante que fue aprovechado su fortaleza física Manuela se abalanza sobre su oponente que yacía en el piso, para concluir con la golpiza.

Inmediatamente el furor y el entusiasmo se apoderó de los indígenas, quienes luego de la victoria de Manuela sobre el Capitan, se abalanzaron y a paso firme y mostrados vencedores, ingresan hasta la plaza principal de Punín, proclamándose de esta manera dueños y soberanos de este poblado. Descontrolados e evadidos por la adrenalina descuartizan los cadáveres de los militares e incendiaron de las casasen donde vivían los blancos.

Transcurría el mandato de Gabriel García Moreno, el mismo que al recibir las noticias de los que acontecía en las parroquias de Yaruquíes y Punín, emite inmediatamente el Decreto en el que se declara Estado de Sitio, para la provincia de Chimborazo, por el tiempo necesario para solucionar esta batalla interna en el país.

Ante estos hechos el Ministro del Interior de la época el Sr. Francisco Javier León, instruyó al Gobernador Larrea Checa con sus órdenes, entre ellas constaba la decisión de que los responsables de los delitos sean juzgados militarmente, o mediante un Consejo de Guerra, y que esta sentencia deberá ser aprobada por el Jefe de Estado. Al pasar de los días el Crnl. Feliz Orejuela, jefe de la Comandancia Militar de Riobamba, en sus declaraciones informó que. los indígenas Fernando Daquilema y Juan Maji entre otros a quienes se les hallaron culpables bajo los crímenes de: motín, asesinatos, robos e incendios; y debían ser sentenciados, causa por la cual el Consejo de Guerra Verbal de Oficiales Generales, les imponen la pena de muerte; sentencia que fue respaldada por García Moreno, ejecutan inmediatamente.

Uno de los indígenas sentenciados a morir fue Francisco Gusñay a quien se le declaró como cabecilla del motín e incendiario, y se dispuso que la ejecución de la pena de muerte tenga lugar en su tierra natal Punín, convirtiéndose de esta manera en parte de aquellos héroes que embanderados por su tradición guerrera dejaron hasta su vida por el bienestar de su comunidad.

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